La esencia de lo que somos es el legado que dejamos al universo. La inmortalidad reside en los demás.
Cuando compartimos, acompañamos y nos asombramos, generamos una dinámica que nutre a nuestro entorno, enriqueciéndolo con aquello que aportamos al otro.
La posibilidad de la inmortalidad está en las nuevas generaciones. Así como nosotros hacemos inmortales a los que nos preceden.
En nosotros pervive la esencia de los que nos preceden y acompañan: familia, maestros, compañeros, amigos... Así como en nuestros alumnos y alumnas, nuestros proyectos e ideas pervive la esencia de lo que somos nosotros.
Es nuestra labor cuidar nuestra esencia para poder ofrecerla.
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