Cuentan que cuando el gran escultor Miguel Ángel estaba eligiendo la piedra para esculpir el David, no encontraba la piedra que quería. Después de mucho tiempo buscando, encontró una que habían desechado porque tenía un desperfecto y la eligió. Cuando le preguntaron por qué había elegido esa piedra respondió: elegía ésta porque es la que tiene a David en ella. Miguel Ángel hizo que el David saliera a la luz, toda esa belleza estaba allí al inicio y sus manos solo hicieron que se desvelara.
La educación es como ese trabajo, no hay que añadir nada, no hay que inventarse nada, solo hay que posibilitar que aparezca toda la belleza del hombre; y sin embargo, la intervención del educador, como la de Miguel Ángel, es imprescindible.
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La educación es como ese trabajo, no hay que añadir nada, no hay que inventarse nada, solo hay que posibilitar que aparezca toda la belleza del hombre; y sin embargo, la intervención del educador, como la de Miguel Ángel, es imprescindible.
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