“Si la escuela no respeta ni las necesidades de creación de los niños, ni las exigencias del medio vivido por el niño, la pedagogía se convierte en el arte de hacer aprender, de hacer trabajar y de hacer beber a quien no tiene sed. Que no se escandalice el maestro si los chicos no se interesan en sus explicaciones, en sus modos de disciplina y de vida que datan de la prehistoria. Cuando esos chicos abandonen las aulas, discutirán problemas desconocidos para los maestros, y la vida moderna los sumergirá en un mundo que nada tiene que ver con la escuela que los maestros se obstinan en perpetuar.
Los chicos de hoy no reaccionan como ayer; el trabajo escolar no les interesa, porque es anacrónico, porque nada tiene que ver con la vida. Entonces ellos inconscientemente dedican a la escuela sólo un poquito de interés y de vida, y reservan todo el resto para lo que ellos consideran como verdadera cultura y alegría de vivir.” Celestine Freinet
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